Dejándonos pistas de un posible retorno de colaboraciones con “THE 1”, Jordan Boyd desciende a un sonido más melancólico y lírico para visitar el universo creativo de Anadie, una artista muy polivalente sin miedo a probar todos los géneros musicales para construir una canción que acaricia los miedos a desear lo que nos merecemos, aceptar que valemos suficiente para pedir algo que hoy en día parece pedir mucho, retomando un discurso de amor propio y de esperanza introspectiva.
A nivel sonoro, la canción yace en un limbo LoFi entre lo urbano y lo electrónico, con un delivery que ya se añoraba de la mallorquina. Fluyendo casi sin esfuerzo con una cadencia vocal que funde con el instrumental en vez de superponerse con una producción upbeat, difumina la intención hacia el oyente de hacer bailar o escuchar detenidamente la letra.


La producción nace de la mano de la propia Anadie, llevándonos a un espacio Bedroom con un beat y tratado vocal frágiles, con los códigos digitales de la Generación Z.
La voz de Anadie derrama esa última gota para definir del todo la melancolía de la canción, con un delivery suave y destructor a la vez.
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